sábado, 24 de septiembre de 2011

muerte

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad. Gabriel García Márquez


Cuando las lágrimas son de fuego que se resbala por tus mejillas, apresuradas  a encontrar la comisura de tus labios... 
Cuando los segundos se transcurren en silencio mientras miras tus manos desnudas sin encontrar la solución en ellas, recuerdas aquella frase que escuchaste un día, y ahora te suena amarga y desesperada... Carpe Diem... ¿Quién es capaz?
Quien puede vivir siempre al límite, sin hundirse y nadar en el lodo... Algún día moriré y seré nada, solo pasto de los gusanos que morderán mi cuerpo con furia y pereza al mismo tiempo, seré carne putrefacta, huesos y algo de tierra. 
No habrá una sonrisa ni una mirada, solo seré el recuerdo vago en algunas mentes, que también morirán...Así que...¿Para qué ese Carpe Diem?
Ah! sí, para que los gusanos que te coman, muerdan una piel roida por el viento y unos músculos fuertes de saltar de felicidad, y es que a veces mirar a la muerte y a sus gusanos es lo único que queda, para entender la vida.

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