Dentro de nosotros hay un niño, que aún cree en la magia, tiene fe y constancia.
Un niño que aún baila a escondidas, y que llora solo en su almohada.
Un niño que a veces sale para que llevemos a cabo los actos más hermosos y puros.
Los peces de colores sólo tienen tres segundos de memoria. ¿Lo sabías? Si tardan 3 segundos en rodear la pecera... ¡todo es nuevo otra vez!. No recuerdan el dolor ni los malos momentos. Son siempre felices y viven sonriendo, porque cada instante es nuevo para ellos. Porque cada amor es el verdadero, cada palabra la última y sus tres segundos... tres instantes para ser feliz. Yo pez y tú?
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